sábado, 1 de diciembre de 2012

Un viaje de Alozaina a Bolivia...


...y su palabra se convirtió en una gran realidad

Pepe Bravo siempre, y de forma reiterada durante muchos años, me dijo que aquellas máquinas que se apilaban por cientos en los rincones  de nuestra casa, algún día darían de comer a personas que no tuvieran nada. Y al final, su palabra se convirtió en una realidad tan hermosa, que estuvimos en primer lugar y alrededor de dos meses todos los integrantes de la casa y voluntarios, preparándolo todo para el envío; y luego llorando de emoción durante días al comprobar los resultados.
Recuerdo, cuando todavía él estaba en el hospital, que recibió una llamada de nuestro gran amigo Carlos de la Fuente. Se necesitaban urgentemente máquinas de coser para un taller que se quería montar en Oruro, con el objeto de sacar a un grupo de madres e incluso a sus hijos, de las minas de esmeraldas donde trabajaban en unas condiciones infrahumanas. Entonces, toda la maquinara de la ilusión y de la espera de muchos años comenzó a moverse, y en vida prometió que sería él mismo quien montaría los talleres allí en Bolivia, como tantas veces lo había hecho en España con las cooperativas textiles, sobre todo de mujeres.
Después se marchó a otro plano, pero aquella promesa continuaba creciendo y cogiendo forma, y siempre con el apoyo de su familia. 
A través de Eloína, la presidenta de la federación de Niños del Mundo y  promotora de este proyecto, llegaron unos voluntarios desde el norte de España para tomar la decisión del envío. El reto, sin Pepe, era bastante difícil porque…… ¿Quién podría poner a punto las máquinas, polvorientas y apiladas desde hace tantos años, cuando incluso muchas de las empresas que la fabricaban habían desaparecido, para encontrar los repuestos de determinadas piezas?, ¿Quién sería aquel que montaría la instalación, o incluso más difícil, enseñaría a las mujeres a trabajar con unas máquinas industriales?; ¿Se  podía encontrar en una país sin tradición textil un mecánico para el mantenimiento del taller? . Primero comenzamos a buscar mecánicos por la zona, conocidos de  Pepe, pero el trabajo fue en vano. Finalmente desde la Federación que preside Eloína, se encontraron todos los recursos humanos y económicos, para hacer llegar el porte a su destino: Oruro
Entonces, con la ilusión del sueño de Pepe en nuestros corazones, comenzamos a moverlo todo. Cientos y cientos de máquinas, motores, piezas…… pasaron por nuestras manos, las limpiamos y paletizamos; incluso nuestro amigo Pedro con su máquina, nos tuvo que ayudar a trasladarlo todo al camión que debía hacer los portes hasta Cantabria, para desde allí y vía marítima llegar hasta Bolivia.
Y cuál no sería nuestra sorpresa cuando en pocos meses recibimos las fotografías de las máquinas  ya preparadas e instaladas en su taller, con su mecánico correspondiente, y con aquellas mujeres sonrientes trabajando y sacando su producción. Curiosamente, el primer pedido que les hicieron fue el de aquellos monos azules de trabajo que Pepe siempre llevaba. 

Y para quien quiera creer, ¿acaso esto no era una prueba más que notoria de que la voluntad, en este caso su voluntad, MUEVE MONTAÑAS?

(Ver más fotos AQUÍ)

No hay comentarios: